Es uno de los caseríos gomeros más aislados y remotos. En parte, eso le da un interés especial, por estar en un territorio «salvaje» y haber desarrollado rasgos específicos en paisaje y aprovechamiento tradicional.

Se trata de la población gomera más septentrional, abierta al mar del norte y escondida tras las Cumbres de Chijeré y la Montaña Bejira. Su gente se ha dedicado tradicionalmente a la agricultura, el pastoreo y la pesca, aunque actualmente sólo quedan vestigios de la enorme actividad que hubo en la zona en tiempos pasados.

El caserío posee tres barrios diferenciados que parecen estar enganchados con palmeras a las inclinadas laderas que descienden bruscamente hacia el mar. La mayor parte de las viviendas son de tipología rústica tradicional.

Cabe destacar la presencia de elementos etnográficos como bodegas, lagares, eras, terrazas y hornos domésticos. Sin duda, Arguamul es el lugar ideal para «perderse» en La Gomera más profunda. Tiene además un pequeño barrio costero llamado Guillama, desde donde se puede descender a la hermosa playa del Remo, ver los Roques Arguamul y la espectacular figura del Monumento Natural de Los Órganos.

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